El escritor que no se volvió cobarde ni caníbal
Excelente y muy completo perfil de una semana en la vida de Juan Villoro, un escritor que hace varios años integra la lista de mis favoritos y cuyos libros compro y devoro religiosamente.
Donoso le dijo que tenía que leer Desnudo en el tejado, del chileno Antonio Skármeta, porque ahí se manejaba muy bien un cruce de caminos entre lo fantástico y la cultura pop. El primer cuento del libro era “El ciclista del San Cristóbal”, que iniciaba con un epígrafe de San Juan de la Cruz y trataba sobre lo que pasaba por la mente de un chavo durante una competencia de ciclismo. La rara mezcla atrajo a Villoro, y los primeros libros de cuentos de Skármeta le fascinaron. Cuando conoció a Roberto Bolaño, en los setenta, el escritor chileno también había sido seducido por su compatriota. El cuento “A las arenas”, de Skármeta, dice Villoro, es el germen de Los detectives salvajes. “En el cuento, un chileno y un mexicano viajan on the road a Nueva York. Son pobrísimos y tienen que vender su sangre para poder pagar las entradas a un concierto de jazz. ¡La vida a cambio del arte! Cuando conocí a Roberto, en 1976, me dijo que esa trama le recordaba a los grandes novelistas rusos, y que algún día haría circular a otro mexicano y otro chileno para repetir la transubstanciación: sangre que sería literatura”.
Diego Enrique Osorno: El escritor que no se volvi cobarde ni caníbal (Gatopardo)